EL GEN EGOÍSTA
Actualizado: 30 dic 2020
La Naturaleza tiene su propia agenda, sus propios intereses, los cuales no necesariamente coinciden con los de un individuo en particular. Todas las especies, y todos los seres vivos de la Biosfera, quiéranlo o no, sirven a un propósito energético de gran importancia en el balance cósmico. Sin embargo, los individuos de una especie no son relevantes en particular, la especie como un todo, sí lo es. Por razones que en general se ignoran, la Naturaleza tiende a preservar las especies como un todo. No parece tener interés alguno en preservar la vitalidad y el vigor de ningún individuo específico más allá del cumplimiento de su ciclo reproductivo. De hecho, es posible prolongar experimentalmente la vida de algunos animales (peces, roedores, moscas, etc.) y de ciertas plantas anuales, impidiéndoles producir descendencia. Se han descubierto mecanismos especiales conectados a la reproducción, que desencadenan la muerte de los organismos toda vez que estos han cumplido su papel en la “sinfonía” biológica. ¿Cuál es el papel del Hombre en este esquema general de funcionamiento? Exactamente el mismo que el del resto de los seres vivientes: somos comida. Nada nos diferencia de los animales a este respecto, salvo el hecho de que, en su condición de Ser con potencialidad para el desarrollo de su conciencia, un ser humano podría -mediante cierto esfuerzo especial- colaborar con este proceso general de modo voluntario y consciente, reservando a la vez algo especial para sí mismo.
He aquí una analogía: El diseño de los automóviles actuales prioriza la seguridad de los pasajeros a expensas del auto mismo. Para la industria automotriz moderna lo importante es el pasajero. ¿Viste alguna vez a un auto quedar totalmente estropeado tras absorber el impacto de un choque y al pasajero bajarse intacto? Pues bien, de acuerdo con la teoría del gen egoísta, nuestro cuerpo -y el de todos los seres vivientes- es como un automóvil que sirve a un propósito externo a sus intereses: el acarreo, protección y propagación del material genético. Los cromosomas que viajan en tus gónadas son los que realmente cuentan, tú en cambio, eres solo un medio de transporte.


Fig.1 El Gen Egoísta es un libro de sociobiología escrito por Richard Dawkins en 1976, “con el propósito de examinar la biología del egoísmo y el altruismo”. El origen de la idea proviene de George C. Williams Adaptation and Natural Selection; asi como el trabajo de W. D. Hamilton, The Evolution of Altruistic Behavior (1963), que discute como "a pesar del principio de supervivencia del mas apto, el criterio último que determina si G (un gen) se esparcirá no es si el comportamiento es en beneficio del que se comporta, sino dicho comportamiento beneficia al gen que lo produce. Con el altruísmo esto solo ocurrirá si el individuo afectado es pariente del individuo altruista, teniendo por tanto mas chance de ser portador de dicho gen."
Los seres humanos, al igual que los demás seres vivos del planeta, tienen la obligación de funcionar dentro de cada ecosistema para propósitos que en realidad desconocen. Algunas Escuelas de Conocimiento han propuesto que la función de los seres vivos en los planetas habitados es servir como transductores, es decir, funcionan como entidades transformadoras de substancia y energía. La significación de este fenómeno es casi imposible de comprender sin una adecuada preparación. El hecho de que además no podamos refutar esta teoría en términos del contemporáneo método científico, y de que la ciencia no ofrezca aún ninguna explicación convincente al propósito de la vida en el Cosmos, evidencia cuán estrecho y pobre es aún nuestro conocimiento. Sea cierta o no la teoría del gen egoísta, una cosa es segura, la Naturaleza tiene intereses propios.
En téminos biológicos, tú eres descartable.
Si estás interesado en el rejuvenecimiento y la longevidad, te conviene saber que la Naturaleza, por su parte, está interesada únicamente en el sostenimiento de la Biosfera (la delgada capa de vida orgánica que cubre la Tierra) y ha instalado a tal efecto ciertos dispositivos en los organismos vivos, que los compele a:
1- Preservar su existencia.
2- Reproducirse a toda costa.
Así pues, para las especies, lo natural es renovarse con cada generación; pero para los individuos en particular, lo natural es la depauperación, la atrofia de los músculos, huesos, glándulas y órganos de los sentidos. Son también naturales las enfermedades degenerativas y la declinación cognitiva, la pérdida de los neurotransmisores, las hormonas y el sistema inmune (inmunosenescencia). Los seres vivos somos descartables: lo natural es nacer, envejecer, morir y ser reemplazados. De modo que cualquier progreso en este sentido tendrá que ser, necesariamente, un artificio, una intervención deliberada de ingeniería biológica. No hay posibilidades de eludir espontáneamente a la declinación y deterioro de ningún proceso o forma de vida. De acuerdo con las leyes que gobiernan los procesos en este plano, para burlar a la Naturaleza es necesaria una adecuada y especial intervención. No hay nada natural por otra parte, en ninguna de las técnicas esencialmente humanas como la agricultura, la ganadería, el transporte, la construcción de viviendas, el uso del fuego, el vapor, la electricidad o la refrigeración. Ningún animal creó la escritura, ni desarrolló formas de arte, filosofía, medicina o comercio. Nada de lo que hacemos los humanos es natural… a menos que consideremos que la modificación inteligente del entorno y otras conductas específicas de nuestra especie son en verdad nuestra forma natural de ser.
Hay, por ejemplo, abundante evidencia de que tomar megadosis de ciertos nutrientes esenciales (en rango farmacológico, no alimentario) permite la regeneración y el rejuvenecimiento gracias a la activación de las sirtuinas, una clase de proteínas responsables de mantener la salud celular. Por “megadosis” me refiero a cantidades de un micronutriente que superan a las DDR (Dosis Diaria Recomendada) por uno o dos órdenes de magnitud. Como hemos explicado, la DDR es cantidad mínima imprescindible de una vitamina para no mo