El JAZZ DE LA CAFEÍNA...
Consumir café a destiempo afecta el cerebro y baja la productividad, lo cual te induce a... ¡Tomar más café! La cafeína es una potente droga física, pero no un cognotrópico, por lo que más allá de despertarte no logrará incrementar tu inteligencia, atención o memoria. Sin advertirlo, cientos de millones de personas están estropeando su sueño nocturno -proceso crítico para la regeneración del cerebro- debido a que la permanencia de la cafeína en sangre puede tomar hasta 12 horas. Los argumentos de este artículo son relevantes para tu salud a largo plazo y tu productividad intelectual, tómate unos minutos para leerlos.

Fig.1 Nuestra cultura aceptó el café hace varios siglos, y a diferencia de la cocaína y la belladona -que a principios de 1900 todavía se podían conseguir libremente en cualquier droguería de barrio- el uso del café no fue sometido a restricciones y permaneció legal.
En un universo paralelo, si algún bioquímico sintetizara hoy por primera vez la cafeína e intentara obtener una licencia para su comercialización, esta no pasaría jamás al uso libre del público; y sería sin lugar a dudas una substancia vendida bajo prescripción médica. El café, por otra parte, que por supuesto no es solo cafeína, sino decenas de substancias provenientes de tostar y moler el fruto del cafeto, es algo irritante y con algún cierto nivel de toxicidad. El lado sombrío de su uso es que la cafeína altera profundamente la calidad del sueño (aún cuando sí logres dormirte), lo que afecta la salud cerebral y la productividad. Por otra parte, es altamente adictiva. El repetido uso diario de café a que se sienten obligados millones de personas bien podría denominarse cafeinismo. Dado que activa el sistema nervioso simpático, produce sobresalto, ansiedad, eyaculación precoz e incluso angustia, en quien abusa de su consumo. Puede de igual modo agravar algunos problemas de salud. Las personas con desórdenes gastrointestinales, migraña, cardiopatía, hipercolesterolemia, nódulos mamarios, síndrome premenstrual, convulsiones, prostatitis, entre otros, deberían abstenerse (si pudieran) de tomar café. Siendo un estimulante del Sistema Nervioso Central (SNC) perteneciente al grupo de las metilxantinas, la cafeína promueve la liberación de neurotransmisores (mensajeros químicos cerebrales), estimulando el ánimo y la performance física. Dilata las arterias coronarias aumentando la irrigación y estimulando el músculo cardíaco. Eleva el tono general, teniendo un efecto termogénico ya que promueve la combustión metabólica de las grasas. Induce un estado de vigilia atenta, siendo a la vez ligeramente bronquiodilatadora, con lo cual favorece temporalmente la ventilación pulmonar.

Fig.2 La molécula de cafeína se comporta como un inhibidor competitivo de la adenosina un crucial regulador del sueño. Tan potente es el efecto de la cafeína sobre el Sistema Nervioso Central que, si el café fuera desconocido para nuestra cultura y algún botánico descubriera mañana esta substancia, no hay dudas de que en poco tiempo pasaría a ser una sustancia controlada.
El uso racional de la cafeína puede ser útil, mas debes recordar que la cafeína no estimula la fabricación de neurotransmisores, sino solo su liberación. La carga previa de los precursores (tiroxina, fenilalanina, piridoxina, colina, pantotenato, ascorbato, glutamato, GABA, etc.) es indispensable. Su continuado abuso lleva entonces a un agotamiento neuronal que el infortunado consumidor, en medio de su depresión post-estimulatoria, interpreta como la necesidad de una nueva taza de café. Este ciclo se acentúa especialmente cuando el usuario de cafeína se despierta tras una noche de sueño insatisfactorio. Dicha circunstancia solo puede contrarrestarse nutriendo al cerebro con los precursores y cofactores que tanto necesita, y permitiendo que el cerebro se limpie y regenera a través del sueño. El uso indiscriminado de “energizantes” es un obvio y común error. Por fortuna, en muchos países se están comenzando a comercializar licuados o cocteles vitamínicos para los jóvenes (y para el resto de nosotros), como una alternativa inteligente al consumo de estimulantes, alcohol y otras drogas recreacionales.

Fig.3 La cafeína se encuentra en muchas plantas, como los granos de café, las hojas de té, las vainas de cacao y las nueces de cola. La cafeína también se produce sintéticamente y se utiliza en medicamentos y bebidas energéticas por sus efectos energizantes y de alerta. Es también un diurético, por lo que su consumo excesivo puede hacerte perder potasio y magnesio.
Una sola taza de café de ocho onzas contiene entre 95 y 200 mg de cafeína, y una cocacola de 12 onzas contiene entre 35 y 45 mg (don´t do it), aproximadamente la mitad de la cantidad de una taza de café americano. Ya en el tejido nervioso central, la cafeína bloquea los receptores neuronales de adenosina, sustancia que induce el sueño y que se produce en el cerebro durante las horas de vigilia. Como resultado de la función cerebral en vigilila, la adenosina se acumula en el cerebro cuant