METILACION Y LONGEVIDAD
¿Existe ya una técnica accesible para prolongar la potencia vital, y con ello nuestra vida? Desde que el conquistador explorador y conquistador Ponce de León buscara afanosamente la Fuente de la Juventud en los pantanos de La Florida, la solución total del envejecimiento nos elude a todos. Por fortuna, hace ya unas décadas se ha observado que la restricción calórica severa es capaz de prolongar la longevidad máxima (dramáticamente en algunos casos) en modelos animales. Diversos grupos de estudio y laboratorios de investigación similares al nuestro han corroborado que la restricción calórica severa -ejecutada de cierta forma específica- es una intervención que puede aumentar la longevidad en todas las especies testeadas. La ingesta de una dieta micro-nutricionalmente completa pero reducida en calorías, se asocia a una mayor longevidad en ratones y monos. Hasta ahora, el mecanismo concreto por el que la restricción calórica promueve la longevidad ha sido un misterio para todos nosotros.

Experimentos recientes sugieren que el mecanismo puede estar basado en un cambio en los patrones de metilación del ADN. Este proceso es fácil de entender si se lo considera como una forma que tienen nuestras células de exponer o esconder ciertas partes de nuestro material genético para que puedan expresarse -o no- unos genes u otros. Piensa en el ADN como una bola de estambre (lana enrrollada) que puede desenrollarse parcialmente para hacer accesible cierto fragmento de información genética. Esto se logra agregando o poniendo una molécula pequeñita llamada grupo metilo (CH3). Con el tiempo, nuestras células añaden y eliminan grupos metilo a diferentes segmentos de nuestro ADN, un proceso epigenético llamado deriva de metilación. La relación entre la deriva de la metilación y las enfermedades relacionadas con la edad, como el cáncer y la diabetes, nos ha llevado a investigar el papel de la metilación en el envejecimiento y la restricción calórica.

El proceso de envejecimiento ocurre a diferente velocidad en cada especie. En términos técnicos, la variación o deriva o de la metilación se produce a diferentes ritmos en función de la duración de la vida de cada tipo de animal. La restricción calórica severa y vitalicia (o al menos a lo largo de toda la vida adulta) ralentiza la progresión de la metilación, profundamente implicada en la edad biológica. Puedes estudiar el artículo Caloric restriction delays age-related methylation drift. Nat. Commun. 2017, DOI: 10.1038/s41467-017-00607-3., donde se hace evidente que el ritmo de cambio en la metilación o desmetilación de 10 genes altamente conservados entre especies parece determinar la longevidad. El ensayo describe también el porcentaje de metilación de 24 genes identificados como hipermetilados en la vejez.

Por medio de una técnica consistente en el análisis de secuenciación profunda para medir la deriva de la metilación en el ADN de ratones, monos macacos y humanos se ha podido evaluar hasta qué punto la restricción calórica afecta a la deriva de metilación en roedores y primates no humanos. La cantidad de deriva de metilación es menor en las especies más longevas. Además, los monos y los ratones que consumieron dietas severamente restringidas en calorías durante una parte significativa de sus vidas tuvieron una menor deriva de metilación relacionada con la edad que los animales de la misma edad con acceso irrestricto (ad libitum) a los alimentos (Nat. Commun. 2017, DOI: 10.1038/s41467-017-00607-3).
Entender cómo la restricción calórica retrasa la deriva de la metilación relacionada con la edad nos ayudará a identificar posibles dianas farmacológicas para tratar esta universal patología llamada envejecimiento. Por ahora, la vía más directa para impactar positivamente el envejecimiento es la restricción calórica profunda (pero no continua), practicada a intervalos irregulares. He aquí como:
Ernesto Prieto Gratacós Licencia Creative Commons Atribución -NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional
Laboratorio de Ingeniería Biológica