En los últimos 24 meses, incluso cardiólogos experimentados han visto más miocarditis que en sus treinta años anteriores de carrera (juntos). La miocarditis, una inflamación del tejido muscular que forma el corazón, solía ser resultado de una infección gripal mal curada, usualmente en personas malnutridas, diabéticas y/o inmunosuprimidas. Ahora, el tsunami de trastornos cardiacos inflamatorios que está registrándose en todos los países desarrollados es una consecuencia directa de la vacunación con productos de ARNm (específicamente, de vacunas con la proteína spike). Dicha inflamación y fibrosis del miocardio predispone a la falla cardiaca súbita. Este paro cardiaco se debe a una falla arritmogénica, es decir, proviene de una alteración del ritmo acompasado de las contracciones del corazón, no de un bloqueo arterial por aterosclerosis. La miocarditis es fácilmente diagnosticable, pero pocos profesionales saben qué hacer con ella. En este blog describimos varias medidas de corrección molecular -efectivas e inocuas, y conocidas desde hace décadas- que tu médico puede prescribirte.
Fig.1 La miocarditis es un estado avanzado de inflamación en el corazón, con niveles mucho más altos de troponina en sangre. Tanto las gripes virales persistentes ("long COVID") como las alteraciones post-vacunatorias del corazón pueden tratarse con sencillas y efectivas intervenciones moleculares que un médico competente sabría administrar sin problemas.
La novedosa y problemática técnica inmunológica de vacunar con ARNm, es en realidad la transfección de material genético viral a seres humanos. Las vacunas clásicas (Viruela, Polio, Tuberculosis, etc.) que tanto bien han hecho a la Humanidad, consistían en exponer al organismo a una versión atenuada de la bacteria o virus, para instruir de antemano al cuerpo a cómo armar una respuesta inmunitaria en caso de toparse con el germen verdadero. Esta nueva técnica, en cambio, introduce sistémicamente información genética viral (una proteína específica del virus SARS COV-2). Los genes virales de la vacuna penetran las células de la persona, comenzando a sintetizar la proteína spike en cantidades masivas y por un largo periodo. Un rasgo novedoso de esta miocarditis vacunatoria es que tiende a generar coágulos de sangre, que dependiendo del tamaño llegan a bloquear el riego sanguíneo de uno o varios órganos (trombosis), incluyendo el corazón mismo.
La proteína spike se adhiere al endotelio, una delgada y sensible capa celular que tapiza el interior de todos los vasos sanguíneos, incluyendo los del corazón, infiltrándose en las células musculares cardiacas (cardiomiocitos). Aun si dicha proteína viral ataca inicialmente solo las paredes de las arterias, el músculo cardiaco acabará inflamándose (atrayendo macrófagos y otras células del Sistema Inmunitario que empeoran su estado). Esto se debe a que el árbol vascular -el conjunto de todas las arterias y venas- estará inflamado y apretado, creando una resistencia al torrente sanguíneo que es empujado desde el corazón con cada latido. Dicha vasoconstricción también aumenta la propensión a formar micro-coágulos de sangre. Con el tiempo, la inflamación del miocardio empeora en un estado de fibrosis del tejido muscular.
Fig.2 Síntomas de una miocarditis incipiente incluyen opresión o dolor del pecho y alteraciones del ritmo cardiaco (taquicardia, extrasístoles, “vuelcos del corazón”, etc.). Si la inflamación miocárdica evoluciona rápidamente, también pueden aparecer síntomas de insuficiencia cardíaca congestiva, como ahogo, intolerancia al ejercicio e hinchazón de las pantorrillas.
Tu médico puede mandarte sencillas pruebas como una radiografía de tórax, un electrocardiograma (ECG), así como un ecocardiograma para determinar si tienes miocarditis. También, existen parámetros bioquímicos (para los cuales se pide un análisis de sangre) de gran utilidad para detectar lesiones en el tejido muscular del corazón. Si el parámetro sanguíneo llamado troponina está elevado, eso le indicará al médico que hay daños en las células cardiacas. Según los reportes publicados en la literatura científica, este fenómeno destructivo se está manifestando en multitud de personas con gripe viral crónica (COVID persistente), la mayoría de los cuales ya ha sido inoculado con el producto genético ARNm. También se viene presentando cada vez más miocarditis en individuos que, si bien se vacunaron, nunca contrajeron ningún coronavirus.
Fig.3 Inoculaciones experimentales en animales de laboratorio han mostrado que la inyección de material genético viral (vacuna ARNm que sintetiza la proteína spike) invariablemente genera miocarditis y pericarditis. (ver referencias al final). Ya sea que provenga de un virus salvaje o de una vacuna genética conteniendo ARNm, la proteína spike parece ser el agente patogénico de la inflamación y posterior fibrosis del miocardio, así como del síndrome de gripe crónica o COVID persistente.
Ni seguras, ni efectivas, ni necesarias
Como se ha publicado recientemente, la relación riesgo beneficio de las vacunas ARNm de Pfizer y Moderna es atrozmente negativa. Vale decir, es mucho más probable sufrir daño serio tras vacunarse (incluyendo muerte súbita) que necesitar tratamiento hospitalario por COVID. En los individuos menores de 75 años, hace falta vacunar a cientos de miles de personas para llegar a evitar una hospitalización en terapia intensiva. Al mismo tiempo, la tasa de daños serios por vacunación es tan alta como 1 en 600. Para poner esta cifra en contexto, vacunas anteriores (como la de la fiebre porcina) fueron retiradas velozmente del mercado tras demostrarse que producían un evento adverso cada 10.000 inoculaciones. Las campañas de vacunación contra COVID han generado cientos de miles de reportes de eventos adversos serios, como lo registran los programas estatales VAERS y Yellow Card (de USA y Reino Unido, respectivamente). Aun así, las autoridades sanitarias no solo no comunican esto, ni detienen las vacunaciones, sino que de hecho continúan incentivando más y más rondas de inyección con ARNm.
Fig.4 La proteína spike es la fracción molecular del coronavirus que permite su ingreso a las células del organismo infectado. El ingreso se produce con la unión de dicha proteína a los receptores ACE2 ubicados en la superficie de muchas células humanas. Se han producido muertes y complicaciones graves por trombosis (taponadura de una o varias arterias por coágulos) inducida por la vacuna ARNm en la circulación cerebrovascular. Hallazgos post mortem en miles de individuos vacunados -fallecidos muy poco tiempo después de inocularse ARNm- indicaron una miocarditis severa como la única causa patogénica discernible.
Por su alta sensibilidad y especificidad, el test de la troponina ha permitido diagnosticar cientos de miles de casos de miocarditis incipiente asintomática. Incluso si la alteración de la troponina es moderada, ello indica que la salud del músculo cardiaco tenderá a deteriorarse progresivamente, llegando a producir insuficiencia cardiaca severa. Esto es particularmente cierto con exposición adicional a más vacunas (nuevas inoculaciones de proteína spike). En especial, las personas malnutridas y con alteraciones metabólicas como diabetes tipo 2, hipertensión, obesidad, y que además presentan una discreta elevación de la troponina, elevan exponencialmente sus probabilidades de una reacción demoledora con cada refuerzo adicional.
Un indicador de coagulación aumentada
Cuando hay un estado de hipercoagulabilidad, se forman a diario muchos coágulos microscópicos, los cuales circulan por el organismo. Estos coágulos son disueltos por un proceso continuo de degradación enzimática, y otros mecanismos internos de "limpieza química". La degradación o lisis de los microcoágulos genera productos de descomposición en la sangre. Un siple y muy conocido análisis de sangre, el dímero D informa del grado en que los microcoágulos ya existentes se están degradando. Este test no informa de la propensión de la sangre a coagularse, es decir, no es una medida diracta de la hipercoagulabilidad, pero sirve para entender si se han formado dichos coágulos. La prueba del dímero D es altamente sensible y muy específica de este proceso, salvo cuando la persona padece ciertas enfermedades crónicas. Un dímero D elevado significa que hay más coágulos de sangre que están siendo degradados, porque se siguen formando demasiados coágulos nuevos.
Fig.5 La elevación continuada de la troponina en sangre, debe considerarse con seriedad y tratada con eficacia. Quienes hayan contraído gripe coronavirus o se hayan inoculado ARNm, deben realizarse el análisis de troponina, aun si se sienten sanos. Este sencillo análisis de laboratorio permite establecer un valor de referencia a quienes están realmente sanos, así como detectar inflamación y lesión miocárdica asintomática.
En quienes hayan padecido infeccion viral y/o se hayan inoculado con productos ARNm virales, una prueba de dímero D debe mover a tu médico a la accion efectiva. Los coágulos sanguíneos pueden ser desde microscópicos hasta masivos. Dicha coagulación también puede formar parte del cuadro de miocarditis. Ciertamente, tener tanto un nivel elevado de troponina como un nivel elevado de dímero D es preocupante y justifica un tratamiento inteligente para neutralizar su causa. Se sabe hace mucho que las infecciones virales en general provocan una coagulación sanguínea anormal. Tanto las gripes virales (sean o no por coronavirus) como la vacuna COVID de ARNm provocan un aumento de la coagulación sanguínea y trombosis. En pacientes gravemente enfermos[1] hospitalizados en terapia intensiva por infección respiratoria, se detecta niveles elevados de dímero D en 6 de cada 10 pacientes.
[1] Los niveles de plaquetas generalmente disminuyen en la sangre al mismo tiempo que aumentan los niveles de dímero D, ya que se consumen en la formación de los coágulos sanguíneos. Se ha descrito un síndrome posterior a la vacunación con COVID conocido como trombocitopenia inmune protrombótica inducida por la vacuna (VIPIT) con estos hallazgos de laboratorio.
Corrección molecular de la inflamación del miocardio
Mas allá del enorme valor preventivo y terapéutico de reponer los nutrientes inmunoesenciales de la especie humana (ácido ascórbico, colecalciferol, zinc, selenio, tiamina, ribloflavina, niacina, pantotenato, cobalamina, etc....), cuando se ha llegado a un estado avanzado de deterioro orgánico deben usarse dosis sustancialmente más grandes de estos micronutrientes, y emplear además la vía intravenosa en algunos casos. Las más importantes intervenciones en este sentido son:
a- Elevar el nivel plasmático de vitamina D a un rango entre 70 y 90 ng/dL. Para la inmensa mayoría de las personas, tener este nivel de 25(OH)D baja la tasa de infecciones virales en un 95%, y la mortalidad por esta causa en un 80% (es decir se llegan a enfermar solo 5 de cada 100 personas, y fallece solo una de esas cinco.) Lamentablemente, ciertas personas padecen una forma de resistencia a la vitamina D . Existe un parámetro hormonal que informa sobre la biodisponibilidad del calcitriol -la forma activa de la vitamina D dentro de las células-, consulta a tu médico de cómo basarse en los niveles de PTH para interpretar si estás tomando suficiente vitamina D3.
b- Tomar entre 25 y 75 miligramos diarios de cada una de las vitaminas del complejo B. Estas vitaminas rescatan la potencia enzimática de las mitocondrias de las células cardiacas.
c- Inyectarse entre 70 y 140 gramos de vitamina C endovenosa, por goteo lento (esto toma entre tres y cuatro horas). Agregar 4 cc (centímetros cúbicos) de DMSO -dimetil sulfóxido- al suero endovenoso, y un dosis apropiada de heparina sódica, a criterio del médico. Estas inyecciones de vitamina C, DMSO y heparina pueden hacerse a diario, luego día por medio, luego cada tres dias, etc., hasta la completa resolución de la troponina y el dímero D.
d- Administrarse hipertermia de cuerpo completo (sauna, por ejemplo) tanto como sea prudente tolerar, cada tres días.
Ernesto Prieto Gratacós
Laboratorio de Ingeniería Biológica
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Creo que hay un error en tu escrito. Cuando hablas de aumentar el nivel de vitamina D a un rango de 70-95 ng/dl, dices que evita las infecciones en un 95 %. y las muertes en un 80 %. sin embargo después dices que de 5 personas infectadas morirá una. Estas aplicando la tasa de muerte no a los muertos sino a los enfermos. Es decir si se enferman 5 no mueren los cinco en situación normal, sin vitamina D. A la tasa de muerte de esos cinco enfermos habrá que aplicarle el 80 % de reducción, con lo que resultará un número muy inferior a uno. ,
Buenos días, A raíz de su publicación he repetido analíticas: contraje el Sars COVID hace un año, lo pasé sin mayor problema. NO estoy vacunada. Después de estar enferma el Dímero-D me ha dado elevado en varias analíticas, en noviembre había bajado a menos de la mitad del rango máximo. Hice análisis la pasada semana, pedí la Troponina después de leer su artículo, La Troponina perfecto, en la mitad menor de rango de laboratorio! pero el Dímero D otra vez por las nubes!!! triplica el valor máximo! no entiendo nada. Alguna otra medida además de complejo B, D3, hipertermia? vitamina C intravenosa no es viable para mí en este momento, puedo tomarla oral? se podría añadir aspirina Low dose? q…
Hola dr. Ernesto. Yo me identifico con lo que describe: he tenido síntomas cardiacos después de recibir la vacuna contra el bicho; sin embargo, en mi caso recibí la Jhonson&Jhonson (Janssen), cree usted que también haya una correlación entre ese tipo de vacuna y problemas cardiovasculares?
Muchas gracias por el valor que difunde, doctor.
Contundente racionalidad asimilada y unificada: las referencias bibliogràficas me saludan!!! Si fuera mèdico experimentarìa que me has obsequiado ademàs de conocimiento, el agradable gesto de la amistad en la y por la verdad de vida. En el Señor, salud!. Ricardo desde Argentina.
contundente compromiso de honestidad con la verdad y la propiedad de Dios: la persona humana dignificada por quienes desde la conciencia de ser hijos de Dios, la defienden como gladiadores de la "primera lìnea" ante quien raye: salud y gracias de Dios por proveerme incansablemente de tan valioso material que he de vehiculizarlo como saeta a su blanco Un abrazo argentino. RicardoDFerrero